El 20% del dinero gastado con las tarjetas fue en fin de semana. Rafael Spottorno, por ejemplo, aprovechó la mañana de un sábado para gastarse 13.148 euros en una sastrería.

Rubén Cruz, consejero de Izquierda Unida, no debía de cocinar muy bien, porque con su tarjeta de Caja Madrid pagó 1.453 veces en cafeterías y restaurantes.

El popular Pablo Abejas empleaba su tiempo libre y su tarjeta en ir al cine, al teatro o al fútbol. En estos conceptos cargó más de 6.000 euros en su tarjeta black. Pero si algo le gustaban eran los toros. Se gastó más de 4.500 en abonos para Las Ventas.

También tiraba de tarjeta en hoteles. 13.300 euros se gastó en dormir fuera en 6 años. Abejas remató uno de sus viajes con una visita al Funky Buddha, uno de los clubs más exclusivos de Marbella. A Antonio Romero, consejero del PSOE, le entraba el hambre después de medianoche. Gastó 863 euros en el VIPS, entre  las 12 y las 2 de la madrugada.

Ramón Espinar, socialista, era un gourmet. 57.000 euros pagó con la tarjeta en restaurantes, incluyendo el Bulli. También probaron las exquisiteces de Ferrán Adriá, Matías Amat, Sánchez Barcoj o Juan Astorqui. De este último asusta la cuenta: 1798 euros en una sola cena.

Con tanto lujo alrededor al comunista Moral Santín le dio por el golf. Se gastó 854€ en complejos hoteleros en los que podía mejorar su swing. Al caer el sol, el ritmo no bajaba. 

Juan Iranzo, economista de cabecera del PP, suma 900 € en locales de copas. El amor surgió entre consumiciones pagadas con la tarjeta black, y floreció hasta convertirse en una relación sólida. Iranzo gastó cientos de euros en Woman’s Secret. Según argumenta para su pareja, y para él. Pero el rey de la discoteca era Rodrigo Rato. En cinco días seguidos Rato se llegó a pulir 2.169 euros. En nutrir su bodega con los mejores caldos suma 3,820 euros.