"Ayúdame, compañera", le pide Paris, camarero, a Nerea el día de la reapertura. "Hemos arrancado un poco de pena", reconoce la joven ante las cámaras de Pesadilla en la cocina. Alberto Chicote, que ya ha sido testigo de varios servicios desastrosos en el restaurante y tras haber intentado ayudar a los trabajadores durante todo el programa, está empezando a perder la paciencia.
"¿Por qué coño le pones dos quesadillas? Esto es la puta ley del mundo mundial, si tú me pones esto, yo te doy esto, y si te digo un plato a otro sitio, no es a otro, no me jodas", riñe el chef a Paris. "Yo he intentado controlar un poco a Paris, pero eso no lo tengo que hacer yo. Tendrían que hacerlo mis jefes", se queja la camarera. Jose, uno de los propietarios, está bebiendo cerveza dentro de la barra y se mantiene completamente ajeno al lío que hay montado en su restaurante.
Los problemas con las comandas crecen por momentos en la sala. "Yo no sabía qué coordinar. No sabía qué hacer", reconoce Jose. Chicote le llama hasta en cinco ocasiones hasta que por fin le atiende. "¿Tú no estabas para solucionar las cosas? ¿Y qué estás solucionando?", le pregunta.
Harta de la situación, Silvia, la otra propietaria de 'Los 100 quintos', se pone al frente del servicio. "He reunido al equipo porque esperaba que lo hiciese Jose, pero como he visto que él no lo hacía...", asegura la dueña ante las cámaras. "Tenemos el nuevo local, la nueva carta, ¿podéis intentar hacerlo mejor? Vamos a hacerlo bien, ¿vale?", pide a sus empleados.
Desde ese momento, todo comienza a fluir con bastante más soltura e incluso los clientes felicitan a los cocineros y camareros. Mientras tanto, Chicote se acerca a la mesa en la que está sentado Chimo Bayo para charlar con el artista, que le asegura que, aunque haya sido todo un poco "intenso", la experiencia ha sido "un placer".
Así es el bar del CD. Estoril II
"Estoy por meterme en el lavavajillas y cerrar": Alberto Chicote explota ante la "pesadilla" de servicio del CD Estoril
Álex, dueño del Estoril II, no para de liar con las comandas a su cocinero, Sami, que no puede más y comienza a llorar en la cocina. "Es una puta pesadilla esto", afirma Alberto Chicote.