Gesto pausado, sin un mechón suelto... y eso que Beatriz de Holanda está firmando su finiquito, su adiós a 33 años de reinado. Ella se va sin traumas. La propia monarca anunció hace 3 meses que tocaba relevo .
"No estoy renunciando porque las tareas de la función sean demasiado pesadas para mí, sino porque Estoy convencida de que la responsabilidad de nuestro país debe estar en manos de una nueva generación", decía la reina. "El 30 de abril de este año pasaré mi reino a mi hijo, el Príncipe de Orange", añadía.
Se jubila con 75 años. Y pese a ser holandesa, nos toca de lleno, al menos al rey Juan Carlos, porque su anuncio pilló al monarca español con 75 años recién cumplidos y estrenando puesta a punto tras su operación.
Decía el rey "me encuentro en buena forma, con energía y sobre todo con ilusión para seguir adelante". Y se mantiene en sus trece, incluso muleta en mano y con la agenda por ahora a medio a gas.
Los hay que creen que tiene que retirarse, echarse a un lado para que entre savia nueva antes de que, incluso insinúan, se marchite el Príncipe. Un proceso de sucesión que, en España, es inviable de un día para otro. Según el artículo 57.5 "las abdicaciones y renuncias y cualquier duda de hecho o de derecho que ocurra en el orden de sucesión a la Corona se resolverá por una ley orgánica".
Así que las Cortes Generales deben consentirlo. Izquierda Unida se abstiene de abdicaciones. ¿Para qué, si optan a la República? Recuerden que de avanzadilla, Pere Navarro, republicano de pro lanzó la bomba hace 2 meses. "La Corona está en crisis y debe renovarse, enfrentándose a una nueva era", decía.