Ya han pasado dos meses y medio desde que Roberto, un hombre de 63 años, de costumbres y vida rutinaria, desapareciera en Casarrubios del Monte, un tranquilo pueblo de Toledo, donde todos se conocen y siempre hay alguien mirando.

Quizá por eso, porque allí no se puede guardar un secreto, Roberto se pudo convertir en presa fácil para los ladrones. "Vendió un piso en septiembre, pero no se si llegaría a los 30.000 euros, así que de fortuna nada", declaraba una sobrina del desaparecido. Quizá alguien pudo saber de esa venta reciente: "Alguien de su entorno... le han intentado robar...un mal golpe...yo qué sé.... ya pensamos de todo".

Dos días después de desaparecer, alguien sacó en un cajero de la localidad de El Álamo dinero con la tarjeta de Roberto. La familia desconoce la cantidad, pero esperan que las imágenes de la cámara sean claves para resolver el caso, aunque no hay más datos de la investigación.

Se hicieron dos retiradas de dinero, la otra fue en Casarrubios. Además, su coche estaba en un parking del cementerio de El Álamo, el pueblo de al lado, en un lugar donde nunca lo había dejado. "Mal aparcado, entre dos huecos estaba. Él no fue. Estamos seguros de que él no aparcó el coche".

Desde el primer momento, la Guardia Civil no ha dejado de buscar por toda la zona. Un rastreo que se ha intensificado en los últimos días por el río Guadarrama, mientras la policía judicial continúa con su investigación.

"Con perros, drenando pozos... no han dejado de trabajar ni un solo momento. Lo que pensamos la familia es que ya no está vivo mi tío, ya no está vivo", declaraba la familiar, que aseguraba que están "agotados": "Queremos que aparezca para cerrar eso, pasar página ya".