Vicky, de 45 años pasó el coronavirus en marzo y desde convive con problemas físicos y también con problemas cognitivos a todos los niveles, las secuelas que le ha dejado el virus. La mujer ha querido contar su historia en MVT para crear conciencia en aquellos que se piensan que la enfermedad es "una broma".

Estuvo tres semanas muy mal, en los primeros cinco días llegó a perder siete kilos. Los médicos le dijeron que podía ser una gastroenteritis. Ya en abril acudió a una clínica privada a hacerse un test serológico que confirmó que había pasado el coronavirus.

Después de esas semanas, tuvo que hacer rehabilitación tanto física como neurológica: "He mejorado en el lenguaje, pero todavía me falta nivel de concentración", explica. Además, está aprendiendo de nuevo a restar, multiplicar y dividir gracias a sus hijos pequeños. Es el déficit cognitivo lo que más preocupa a Vicky.

Su periplo con el virus no acabó entonces. En septiembre estuvo 15 días ingresada, ya que haciendo la rehabilitación empezó a sentirse mal, con fiebre y fatiga. "Después de muchas pruebas vieron que tenía un déficit importante en la proteína de la musculatura", ha explicado.

Ahora, insiste, lo que más se ha agravado es el tema cognitivo y teme no poder llevar una vida como la de antes de pasar el coronavirus. "En marzo se me paró la vida pero todavía no la he podido recuperar. Es muy fuerte que una persona de 45 años viva como en cuesta arriba", lamenta.

Por último, lanza un mensaje a la gente que piensa que el COVID-19 y sus secuelas son una broma: "No es ninguna broma, es un tema muy muy serio", advierte.