Cuando se extingue un incendio, entra en juego el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona). Ellos se encargan de investigar el origen del fuego. Para ello reconstruyen el avance de las llamas, pero en sentido contrario, según explica el cabo primero Alfonso Cabrera. Con la ayuda de unos pequeños banderines, comienzan por ver cuál fue la dirección del fuego.

Y lo hacen a través de las marcas que deja el fuego en los árboles, piedras y matorrales. Una vez localizan la zona, la acotan para centrarse y seguir llevando a cabo la investigación. Allí empiezan a buscar exhaustivamente algo que pueda provocar el incendio, como una colilla o un retardante.

El color del humo del fuego también les da muchas pistas sobre su posible origen: los tonos blancos y más claros indican el inicio del incendio forestal, mientras que el bronce o marrón indican que se está quemando monte. Los tonos negros están relacionados con hidrocarburos, petróleo o plástico, explica el capitán Carlos Domínguez.

Esta investigación de la Guardia Civil es fundamental, pues en los seis primeros meses del año se han conseguido esclarecer el 60% de los incendios. Dos de cada 10 incendios suslen ser intencionados. A estos autores se les abre negligencias, pues contra el fuego, si es intencionado, se intenta que no haya impunidad.