Los primos Strauch, tres de los supervivientes del accidente de avión de los Andes, recuerdan con Jordi Évole cómo sobrevivieron tras el accidente de avión en los Andes alimentándose de cadáveres. "Durante los 72 días nunca sentí hambre, ni tampoco sentí frío, sentí sed", afirma uno de los primos mientras que el otro confiesa que "el hambre no duele, la sed sí duele".

Por otro lado, para que aquella sociedad de la nieve funcionase, hubo un reparto de roles más o menos específico; un reparto en el que fueron claves los tres primos Strauch. La labor de 'Fito', Daniel y Eduardo (ingenieros agrónomos y arquitecto, respectivamente) fue crucial para aumentar las posibilidades grupales de supervivencia. No solo porque algunos, como Eduardo, fueron quienes alentaron al resto del grupo al consumo de la carne de los fallecidos para no desfallecer.