"Debe de haber muchos heridos porque el tren ha volcado y no puedo salir de la cabina", con estas palabras el maquinista del Alvia que descarriló en Santiago y que terminó con la vida de 80 personas e hirió a 148, informó a Atocha de lo sucedido. "Vale, tranquilo maquinista", le destacaron desde allí.

"¡Ay, oh dios mío, no puedo ayudar a nadie; pobres viajeros, ojalá no haya ningún muerto", respondía un nervioso Francisco José Garzón segundos después del siniestro. "Ojalá, me cago en diez, sino mi conciencia... dios mio ,me cago en diez, pobres viajeros", concluyó el maquinista.