Sara Khadem es una ajedrecista iraní en el exilio a la que se le ha concedido la nacionalidad española. En el campeonato mundial a finales de 2022 en Kazajistán, cometió un delito, por el que no puede volver a Irán: jugó sin velo.

Ese desafío al régimen fue su forma de unirse a las protestas por la muerte de Mahsa Amini, la joven de Teherán que murió después de que la Policía de la Moral la detuviera por llevar mal puesto el velo. Las protestas empezaron en septiembre de 2022 y en diciembre se habían cobrado medio millar de vidas.

Hasta ese momento, Khadem había competido siempre con velo; no por gusto, sino por miedo. Un miedo justificado, porque después de quitárselo en el Mundial supo que no iba a poder volver a casa.

Decidió venir España con su marido y con sus hijos. La idea no era quedarse para siempre, pero entonces Irán decretó una orden de arresto contra ella. ¿El motivo? Una reunión que mantuvo en la Moncloa con Pedro Sánchez. Jugaron al ajedrez y el presidente la felicitó por su valentía.

Esto no le gustó nada a las autoridades iraníes, que le comunicaron que la detendrían si volvía a Irán. "Ese fue el momento en que me di cuenta de que tal vez yo no puede volver atrás y perder el derecho a volver a tu patria fue lo más horrible que sucedió", relata.

La ajedrecista explica que no podía arriesgarse a volver y cita un antecedente reciente: el caso de Elnaz Rekabi, una escaladora iraní que compitió sin velo en Seúl, también durante las protestas por Masha Amini. La escaladora pidió disculpas y explicó en público, probablemente obligada, que había sido un descuido y no un gesto de protesta. A pesar de ello, al volver a Irán fue arrestada. Un mes después, destruyeron la casa de su familia.

Khadem sabe que no puede volver a Irán. Ahora ya tiene la nacionalidad española y en menos de una semana representará a España en la copa del mundo. Sin embargo, ella misma dice que esto es solo un golpe de suerte mientras miles de mujeres en Irán siguen atrapadas.