Su aparición en el acto de Vox en Málaga ha levantado todo tipo de críticas. Giorgia Meloni, 'telonera' de la formación en la campaña de las elecciones de Andalucía, es heredera del fascismo de Benito Mussolini, a quien considera "un personaje complejo que necesita ser contextualizado".

Durante su discurso, hablaba de la "ideología de género", la cual, dice, busca "la desaparición de la mujer", así como "el fin de la maternidad", destacando la importancia de "la familia natural" o "la universalidad de la cruz".

Lo cierto es que, al aparecer en la escena pública italiana, Meloni utilizó las parodias que hacían de ella para darse publicidad, cantándola en programas de televisión, bailándola en los mítines o tarareándola en sus declaraciones. Su autobiografía llevaba, claro, su nombre: 'Yo soy Giorgia'.

Meloni afirma estar en contra del aborto por la experiencia que vivió su madre, que, a las puertas de la clínica para abortar, "cambió de opinión" tras "tomar un croissant". Esta admiradora de Donald Trump, a quien considera "un modelo", tampoco está de acuerdo con la ley contra la homofobia, ya que dice "imponer doctrina de género". Comenzó en política con 15 años en un partido neofascista, pasando por Alianza Nacional y siendo nombrada ministra por Berlusconi en 2008.

"Si te sientes ofendido por el crucifijo o el pesebre, aquí no es donde tienes que vivir. El mundo es grande y está lleno de naciones islámicas donde no encontrarás un crucifijo porque los cristianos son perseguidos y las iglesias arrasadas", llegó a decir, a lo que se suma esta otra frase: "Ahora hablan de quitar las palabras padre y madre de los documentos (...). Quieren que seamos Padre 1, Padre 2, Género LGBT, Ciudadanos X. Pero no... no somos códigos, somos personas y defenderemos nuestra identidad".