'Diplomacia en la sombra' (Shadow Diplomats), una investigación de ProPublica y el Consorcio Internacional de Periodista de Investigación (ICIJ), destapa la figura de los cónsules honorarios, un diplomático 'voluntario' que resulta nombrado a dedo. En muchos casos, estas personas han aprovechado de su estatus y la inmunidad inherente para llevar a cabo todo tipo de acciones ilícitas.

Estos beneficios también llegaron a España, con cientos de personas nombradas cónsules honorarios... y muchas otras buscando serlo. Uno de los nombres más conocidos que lo intentaron fue Jesús Gil, expresidente del Atlético de Madrid.

En 1993, fue nombrado consul honorario de Costa de Marfil en Marbella. Dos días después de llegar al club rojiblanco, Gil fichó a un desconocido Maguy, un jugador de, precisamente, Costa de Marfil. Fue un fichaje tan polémico que el propio Gil reconoció que era algo más que un asunto deportivo.

"Viene a prueba. Si me interesa, se queda, y si no, con devolverle a casa he cumplido. Como he dicho, es una operación política. No arriesgo nada", reconoció en el diario El País.

Maguy solo jugó 6 partidos y se fue sin cobrar. Su paso por el Manzanares fue tan breve como el consulado honorífico de Gil, con el Ministerio de Exteriores vetando su nombramiento en los primeros meses de 1994.

Jordi Pujol Ferrusola fue el segundo español que intentó ser cónsul honorario. El hijo hijo mayor del expresidente de la Generalitat de Cataluña trató de comprar el consulado honorario de Gabon por 100.000 euros, pero no lo consiguió, como contó entonces 'El Confidencial', que también explicó que Pujol Ferrusola "sacó su dinero de España mediante un funcionario gabonés, que utilizó su inmunidad diplomática para trasegar con los fajos de billetes del hijo del ex 'president' cuando la Fiscalía Anticorrupción le pisaba los talones".

El tercer nombre de esta lista, pero no menos importante, es José María Ruiz-Mateos. En 1984, regaló una imagen de la virgen del Perpetuo Socorro al presidente de Honduras a través de un intermediario: el cónsul honorario de Nicaragua en Madrid.

Su objetivo era lograr un pasaporte diplomático que le librase de sus problemas judiciales en España. Sin embargo, la jugada le salió mal. El intermediario, Andrés Alvarado Puerto, tuvo que presentar su denuncia después de verse implicado en el supuesto canje, lo que dejó a Ruiz-Mateos sin pasaporte diplomático.