En 1993, casi una década antes de morir, el expresidente del Atlético de Madrid y también exalcalde de Marbella Jesús Gil presentó su solicitud para convertirse en cónsul honorario de Costa de Marfil en Marbella. Aquel mismo año había llevado al club rojiblanco al marfileño Serge Alain Maguy, un jugador que aunque contaba con el beneplácito del presidente ("Lo he visto yo y punto", llegó a decir ante las críticas por el fichaje) no contaba con la aprobación técnica de la industria del fútbol. Maguy acabó siendo un fiasco, pero Gil tenía intereses comerciales y políticos en el país africano, y quizás todo tuviera relación. Jesús Gil trajo a Maguy de Costa de Marfil, pero finalmente su nombramiento como cónsul honorario de Costa de Marfil fue vetado por el Ministerio de Exteriores, debido a una incompatibilidad de funciones.

¿Hay que ser Jesús Gil para convertirse en cónsul honorario? Para nada. Tampoco es imprescindible tener la carrera diplomática. Aunque sea un ciudadano que represente a un país, la figura de cónsul honorario no tiene las competencias que tiene un cónsul: ni es funcionario de carrera ni puede operar como tal, aunque sí puede hacer algunas de sus funciones. No existen requisitos previos como los que sí existen para acceder a la carrera diplomática (tener un título universitario, aprobar unas oposiciones y pasar un período de prácticas), aunque luego sí disfruta de muchos de los mismos privilegios de que también disfruta un cónsul de carrera. La cuestión es, entonces, ¿cuál es la manera de acceder a un consulado honorario?

Para convertirse en cónsul honorario de España en algún otro país hay que seguir la normativa española: es el el Ministerio de Asuntos Exteriores el que tiene que aprobar la designación de los cónsules honorarios, vía Dirección General del Servicio Exterior y siempre con un informe favorable de la Dirección General de Asuntos y Asistencia Consulares; para llegar a este punto la solicitud de creación de un consulado honorario tendrá que seguir unos cauces de tramitación y aprobación de propuesta.

La propuesta para ser cónsul honorario

Según la legislación española, la propuesta para establecer una oficina consular honoraria se tiene que hacer por despacho razonado dirigido a las direcciones generales del Servicio Exterior y de Asuntos y Asistencia Consulares del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación a través de la oficina consular de carrera correspondiente y, en caso de que no la hubiera, únicamente a través de la respectiva misión diplomática. Es la misión la que tiene que tramitar un informe sobre la conveniencia y oportunidad de esta solicitud para abrir una oficina consular honoraria.

  • La propuesta debe estar motivada y contener el mayor número posible de datos y razones que avalen la iniciativa.
  • En la propuesta ha de incluirse la delimitación de la circunscripción consular y la localización de su sede.
  • Si la propuesta afecta a otras circunscripciones existentes, hay que incluir las modificaciones que se podrían introducir en otras oficinas consulares honorarias.

La propuesta es analizada por la misión diplomática en cuestión (la española en el país receptor), que elabora el informe señalando si es conveniente o no la creación de esta oficina, pero es el Ministerio de Asuntos Exteriores el que finalmente aprueba o no la solicitud y designa o no a los cónsules honorarios.

Cómo ser (o no ser) cónsul honorario de otro país en España

En la actualidad, en España hay más de 500 cónsules honorarios de diferentes países en España, principalmente de Reino Unido, Francia y Noruega. Para ser cónsul honorario no hace falta tener la nacionalidad del país al que se representa —el único requisito es que la propuesta que se presente sea aceptada—, es por eso que muchos de los cónsules honorarios de otros países en España tienen la nacionalidad española, y no la del país emisor.

Según Rafa Burgos, autor de 'La orgía diplomática', un libro en el que resume una investigación de dos años en torno a estas figuras, la mayor parte delos cónsules honorarios trabaja de manera autónoma: es el país que los ha nombrado el que controla su actividad y España tiene poco margen a la hora de inmiscuirse en sus asuntos. ¿Qué se necesita para ser cónsul honorario? Algunos de los que Burgos recoge en su investigación tienen algún tipo de relación familiar o de residencia con el país al que representan; otros, sin embargo, tienen intereses económicos —situación que puede llevar a la incompatibilidad—. Existe un caso llamativo, el de Jordi Pujol Ferrusola, que consiguió tirar de valija diplomática para sacar de España parte de su fortuna y llevarla hasta Gabón, donde incluso trató de comprar el título de cónsul honorario —aunque finalmente no ocurrió—.

Ahora bien, para poder ser cónsul honorario de otro país en España, España ha de decir algo. Según recoge el Convenio de Viena, para poder comenzar con sus funciones deberá contar con una autorización del país que lo alberga llamada 'exequátur'; en el caso en el que el país que acogería a este cónsul se negara a otorgar estos poderes, no tendría siquiera que explicar los motivos de su negativa. Así pues, para ser cónsul honorario de algún país en España hay que contar con la autorización de España, algo que, en el caso de Jesús Gil, por ejemplo, no llegó a ocurrir nunca.

Asimismo, el país que recibe al cónsul puede retirar ese exequátur en cualquier momento. En 2016, por ejemplo, España retiró la acreditación consular de Xabier Vinyals, quien hasta la fecha había ejercido de cónsul honorario de Letonia en Barcelona. El entonces ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, consideró a Vinyals "persona no aceptable para el desempeño de las funciones consulares" después de que, a propósito de la Diada, exhibiera una estelada en la fachada del consulado. Otro caso algo más reciente fue el del excónsul de Grecia en Barcelona Fernando Turró i Homedes: el ministro de Exteriores, Josep Borrell, solicitó a Grecia la destitución del cónsul honorario por haber "agraviado" la bandera de España, al haber asistido a un evento con el 'expresident' catalán Carles Puigdemont con una camiseta con una estelada.