El nuevo desplazamiento forzado que están sufriendo los palestinos en Rafah, donde las fuerzas israelíes han entrado esta noche, puede constituir un nuevo crimen de guerra, según ha advertido este martes una portavoz de la Oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas, Ravina Shamdasani. Las órdenes de desplazamiento de civiles por razones relacionadas con un conflicto están prohibidas por las normas humanitarias internacionales, a menos que la seguridad de la población afectada esté en juego o de imperativos militares, aspectos que no se cumplen en este caso.

Al menos 100.000 gazatíes, una gran parte de ellos niños, así como heridos y discapacitados como consecuencia de esta guerra, han sido conminados por Israel a abandonar la ciudad de Rafah y dirigirse a una supuesta zona humanitaria denominada Al-Mawasi, ubicada a 20 kilómetros de distancia Todas las organizaciones humanitarias han repetido una y otra vez que no hay ninguna zona segura en Gaza y han señalado en las últimas horas que Al-Mawasi no cuenta con la infraestructura ni recursos para recibir este desplazamiento masivo de personas.

Esta no es la primera vez que Israel enfrenta acusaciones de crímenes de guerra. En semanas anteriores, la ONU ya había condenado al país por bloquear la entrada de ayuda humanitaria a la región, lo que según la organización condenaba a la muerte y el sufrimiento a miles de civiles. Sin embargo, estas acusaciones previas no han tenido el impacto deseado.

La situación en Rafah es especialmente preocupante debido a la gran cantidad de niños afectados. UNICEF estima que entre el millón y medio de refugiados desplazados, alrededor de 600.000 son niños. Este dato ha llevado a la comunidad internacional a calificar los ataques sobre Rafah como "inhumanos" y a intensificar la presión sobre Israel para que detenga estas acciones.