Los hacedores del papado
El cónclave se cocina entre intrigas, cenas discretas y viejos fantasmas
¿Qué está pasando? Mientras los grandes electores mueven hilos en restaurantes romanos y cardenales caídos reaparecen sin explicación, la Iglesia se encamina hacia una sucesión marcada por pactos, silencios y la lucha por el legado de Francisco.

El cardenal Juan Luis Cipriani, sancionado en 2019 por el papa Francisco tras ser acusado de abusos sexuales en los años 80, ha reaparecido en el Vaticano como si nada. Vestido con la púrpura cardenalicia que Francisco le prohibió, asistió al velatorio del pontífice fallecido y participa en los actos previos al cónclave, incluidas las Congregaciones Generales. Ni el escándalo ni las restricciones parecen pesar en su nueva presencia vaticana. El Vaticano guarda silencio. Otra oveja negra vuelve al rebaño.
No es el único. El cardenal Becciu, apartado en 2020 por corrupción financiera, también se pasea por Roma. Como Cipriani, ha reaparecido sin explicaciones. La imagen que proyectan ambos no es solo de desafío, sino de un sistema que vuelve a mirar hacia otro lado. La sombra de la impunidad planea sobre una Iglesia que se prepara para elegir a su nuevo líder.
En las Congregaciones Generales, donde todos los cardenales —electores o no— exponen su visión de la Iglesia, se perfila quién puede ser el próximo papa. Pero no todas las conversaciones ocurren dentro de los muros vaticanos. A las 21:00 horas, Roma cena. Y en restaurantes como 'La Taverna dei Fori Imperiali' o' La Venarina', algunos cardenales intercambian algo más que platos de carbonara: comparten puntos de vista, afinidades, promesas. Oficialmente, solo conversan entre amigos. Extraoficialmente, se negocia.
El futuro papa no está en esas mesas. Al menos no directamente. Quienes mueven los hilos son sus valedores: los llamados grandes electores, figuras influyentes que no aspiran al papado, pero sí a coronar a quien lo haga. El decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista Re, no votará por edad, pero trabaja por la candidatura de Pietro Parolin, actual Secretario de Estado. Su principal estratega es el cardenal emérito Beniamino Stella, quien en las reuniones oficiales ha llegado a cuestionar el legado de Francisco.
En el bando progresista destaca Jean-Claude Hollerich, aun sin candidato claro. En el conservador, Gerhard Müller tantea el terreno. También juegan su papel figuras experimentadas como Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga o el brasileño Odilo Scherer, papable en anteriores cónclaves.
¿Y los verdaderos papables? Suelen hablar al final, cuando la sala ya ha sido sembrada. En 2013, Jorge Mario Bergoglio intervino el día antes del cónclave. Fue breve, pero decisivo. Los discursos finales marcan tendencia. Y esta vez no será diferente.
En medio de estrategias, silencios y reconciliaciones sin explicación, la Iglesia Católica se prepara para elegir a su nuevo líder. Pero mientras Cipriani pasea por Roma con la vestimenta que le fue prohibida, queda claro que en el Vaticano no solo hay papables. También hay fantasmas que nunca se fueron.