La primera silla eléctrica de la historia se inventó en Estados Unidos con el objetivo de crear un método más 'humano' que la horca, el que se utilizaba hasta entonces cuando se condenaba a un reo a la pena capital. La usaron por primera vez en el año 1890, con William Kemmler, aunque no con los resultados que esperaban.

Sin embargo, causó tanta expectación que el emperador de Abisinia, Menelik II, encargó tres. Pero en ese territorio, hoy conocido como Etiopía, no había electricidad y no se llegó a ejecutar a nadie con ellas. Por ello, decidió reciclarlas y usó una de ellas como trono para celebrar una coronación.

Así se convirtió, según explica David Botello, en "el único rey que ha gobernado sobre una silla eléctrica". "¡Qué tétrico!", expresa Nuria Roca al escuchar la historia.