Decenas de miles de israelíes están saliendo a la calle estos días en contra de la reforma judicial de Netanyahu. La policía intenta disolver las protestas con gases lacrimógenos y bombas de estruendo. Ya hay decenas de detenidos y el propio Netanyahu los ha tildado de "anarquistas". Pero los manifestantes claman a la democracia y aseguran que continuarán con las movilizaciones. De hecho, es tanta su repulsa al gobierno de Netanyahu los manifestantes han llegado a asediar la peluquería de la mujer del primer ministro. A grito de vergüenza, rodearon el salón de belleza y Sara Netanyahu tuvo que salir escoltada por el Ejército.

¿Qué está pasando en Israel para que estemos viendo estas protestas tan masivas? En la calle coinciden jueces, abogados, políticos, economistas, empresarios, exjefes de Gobierno y hasta una pequeña parte del Ejército. El presidente del país ha pedido al primer ministro que busque consenso antes de aprobar una reforma que puede llevar al Israel al colapso. El plan destruye la separación de poderes. Traslada el poder del Tribunal Supremo al Gobierno. Un gobierno que recordamos ahora mismo es el más ultraderechista de la historia de Israel. Los modelos en los que se inspira Netanyahu son los de los ultraconservadores polacos y la Hungría de Viktor Orban.

El golpe más directo de esta reforma de Netanyahu contra la democracia israelí es la cláusula de anulación. Permite que una mayoría parlamentaria simple pueda revocar sentencias del Supremo. Israel no tiene una Constitución y quién gobierna normalmente tiene mayoría en el parlamento, por lo que puede aprobar las leyes que quiera. Hasta ahora, para controlar esas leyes estaba el Supremo. Después de la reforma, vía libre para cualquier cosa. Podrían aprobar una ley que fuese contra los derechos de las mujeres, o contra los derechos de los palestinos, o ilegalizar directamente un partido político. Todo con una mayoría simple; con la mitad más uno de sus diputados. Con los votos que sostienen el Gobierno de coalición.

Sabemos, por ejemplo, que quieren elegir ellos directamente a los jueces. Ahora mismo, los nombramientos de su Tribunal Supremo requieren un pacto entre políticos, jueces y abogados. Con la reforma, los nombraría la coalición. El propio Netanyahu tiene pendientes varios juicios por corrupción, así que estaría eligiendo a los jueces que le pueden juzgar para despejarse el futuro judicial. Y además se va a blindar en el poder con una ley que le permitiría seguir gobernando aunque la Justicia lo inhabilitara.

El Gobierno planea más reformas y dan aún más miedo que éstas. Una de ellas es la aprobación de una ley que permitiría aplicar la pena de muerte a los palestinos que cometan ataques contra judíos israelíes. Pero que no se aplicaría en sentido contrario. También pretenden armar, aún más, a los civiles que viven en las zonas ocupadas a Palestina. Estudian dar permisos de armas a civiles cuyas solicitudes están atascadas por la burocracia. Y ampliar los asentamientos en la Cisjordania ocupada.