"Tú no eres de aquí, ¿no?", dice Ismael Chaves, vecino de Almagro, cuando ve a Emilio Doménech pidiendo un vaso de agua del grifo en un bar de este municipio de Ciudad Real. Aún así, el presentador de Gabinete de Crisis se atreve a darle un sorbo. "¡Qué asco!", exclama mientras su compañero en la barra ríe.

Y es que, "el que avisa no es traidor", le dice el camarero, Raúl Serrano. "Esta es el agua que sale por el grifo". Más allá de la anécdota, lo que acaba de ocurrir es un auténtico drama que llevan viviendo desde hace años los habitantes de esta comarca, que se ven obligados a comprar agua mineral embotellada para el consumo, tanto para beber como para cocinar. Un importante desembolso económico al que no todos pueden hacer frente, y menos aún, si se es dueño de un restaurante.

Además, "cada dos por tres hay cortes", afirma Raúl, que habla también de lo peligroso que resulta para ellos un gesto tan cotidiano como ducharse. "Te pica la cara y los ojos y te deja con sensación de sequedad en la piel".

En los últimos años la situación se ha agravado debido a la falta de precipitaciones. "Antes de la pandemia, de los grifos ya nos salía el aguamarrón", cuenta Ismael. El pantano de la Vega del Jabalón estaba bajo mínimos ya por aquellos entonces. "El agua estaba empezando a arrastrar el lecho, el fango. Ya fue cuando se empezaron a hacer los pozos". Esa fue la solución temporal al problema, pero que no durará durante mucho más tiempo.

"El agua está cada vez más profunda, cada vez es más inaccesible. Es un aguaalmacenada que cuanto más tiempo permanece bajo tierra más material de las paredes va cogiendo", explica. "Hay gente que no la puede beber, como por ejemplo, embarazadas y lactantes", advierte.