La Federación está exenta de pagar impuestos. Es una entidad sin ánimo de lucro. ¿Cómo se financia? ¿Qué ingresos tiene la Federación de Villar? La recaudación empieza en la ciudad deportiva. Los turistas que la visitan descubren enseguida un gran negocio. La única forma de entrar es pagando. Todo en las flamantes instalaciones se rentabiliza. Alquilar el salón de actos: 650 euros al día. Dormir una noche en el hotel: 55 euros. Celebrar una boda: 150 euros el cubierto. La escuela de fútbol: 600 euros al mes. Alquilar uno de sus campos durante una hora: 135 euros.

Pero el mayor negocio de la Federación no está en Las Rozas. Sino en las torneos que organiza. De la Federación depende la celebración de La Supercopa. Solo en 2013 la Federación llega a ingresar seis millones y medio de euros en entradas, y no es precisamente su mejor año. No nos permiten acceder a las taquillas. Y para ofrecerles imágenes del partido tendríamos que pasar por caja.

La Federación cobra 780 euros por emitir un resumen de 5 minutos. Todas las imágenes de la Federación tienen derechos audiovisuales. Se pagan a precio de oro. Con su venta, el organismo de Villar suma otros casi doce millones y medio de euros de ingresos. Se incluyen los derechos de emisión de los partidos amistosos.

Los bolos de la Selección española recorren medio mundo. El caché de la Roja llega a ser el más caro del planeta: 30.000 euros por minuto. Qatar es el país que más paga por ellos: 3 millones de euros por un amistoso. Los futbolistas de la roja son una mina de oro. Y pertenecen a la Federación de Villar. Las marcas pagan por tenerles en sus campañas. Todo está patrocinado, hasta los premios.

La Federación sin ánimo de lucro ingresa unos 35 millones de euros al año por publicidad. El presidente tiene uno de los presupuestos más alto de las federaciones deportivas. Más de 124 millones de euros. El organismo de Villar recibe más de 3’5 millones de euros del Estado por las quinielas pero además, tiene derecho a subvenciones públicas. A partir del año 2012 el presidente renuncia a las subvenciones. A cambio, evita rendir cuentas al Estado.