El dueño de un salón de bodas ha narrado a Equipo de Investigación cómo compraron sin saberlo un lote de almejas tóxicas. Arturo Fajardo, gerente del restaurante, ha indicado que al día siguiente de servirlas 15 clientes les "avisan de que tienen una pequeña indisposición y que creen que puede ser debido a la almeja porque varios de ellos solo habían comido almejas".

Tras ello, retiran toda la almeja y la mandan a analizar a un laboratorio de Santiago de Compostela que determina que tiene una toxina diarreica y que la almeja no se podía consumir. La empresa que les vendió la almeja era de Boiro y, según ha explicado el gerente a Equipo de Investigación, era "totalmente legal".

"Descubrimos que nos falsificó la trazabilidad en dos albaranes. Por lo menos compramos 140 kilos de almejas y el realmente sólo podía haber vendido con esa trazabilidad 74 kilos", ha explicado.