Jalis de la Serna comprueba en Enviado Especial que el Ayuntamiento de Viena y el Estado ofrecen ayudas para luchar contra la exclusión social. Lo conoce gracias a la historia de Stanislav Bergo, un escritor de 45 años que se divorció, se quedó sin trabajo y sin casa. "Es muy duro verse en la calle de un día para otro", explica.

Bergo cuenta que pidió ayuda al Ayuntamiento de Viena y le ofrecieron compartir una vivienda pública. Una medida provisional ya que después de un año le proporcionaron un apartamento municipal que pudo pagar él solo.

Y es que en Austria, si no tienes trabajo, recibes una ayuda de unos 860 euros al mes, la ayuda social mínima.

Ahora paga 230 euros al mes por su vivienda en la que vive solo. Si no tienes trabajo recibes una ayuda de unos 860 euros al mes. "El alquiler representa 25 % de esa ayuda social mínima. Es un precio muy razonable por una vivienda muy buena", asegura.

Una ayuda que le ha servido para rehacer su vida. "Me sacaron del hoyo. Me salvaron. He encontrado trabajo. Ahora sigo adelante, y creo que pronto no necesitaré ayuda social", asevera.

Otros momentos destacados

En Viena una de las medidas para regular el precio del alquiler es que el gasto del mismo no puede suponer más del 30% de los ingresos del inquilino. Esa condición se tiene además en cuenta en las nuevas construcciones ya que el precio de las viviendas debe estar fijado desde que se plantea el proyecto.

El modelo de vivienda pública en Viena está establecido desde hace más de 100 años y el derecho a la vivienda es una prioridad para el ayuntamiento independientemente del partido que gobierne: "Es un sistema muy bien pensado que ya tiene muchos años", explica a Jalis de la Serna la alcaldesa de Viena.

El buen funcionamiento de este sistema hace que en la capital austriaca ocho de cada diez personas prefieran alquilar a comprar una vivienda.

Este dato contrasta mucho con la situación en España, donde un 84% son propietarios y solo el 16% prefiere alquilar. Esta no es la única diferencia, Jalis de la Serna intenta comprobar si en Barcelona o Madrid se pueden encontrar viviendas de precios similares a los de Viena, donde un joven vive en un piso de 60 metros en el centro y paga 650 euros. La misión es imposible.