En la España de los 90, preguntar sobre la violencia a las mujeres era toparse contra el muro del machismo. El Objetivo ha recurrido a la hemeroteca televisiva para recordar cómo hablaban los españoles sobre el divorcio y la violencia de género. "Hay muchas separadas que no llevan ni puta razón. ¿Están en su derecho? ¿Pero cuáles son sus derechos? ¿Irse por ahí de discotecas como la mía se ha ido?", exponía un hombre, que concluía: "Este hombre tiene que coger a esa mujer y matarla". Otro entrevistado compartía opinión: "Si una mujer es una guarra pues le tiene que partir la cara el marido".

Pero no era solo cosa de hombres. La normalización y la justificación de la violencia machista también provenía de mujeres: "Las mujeres no están para irse a la calle, están para estar en casa", exponía una mujer. Entre risas, otra entrevistada confesaba cómo su marido la pegaba: "Se emborrachaba. Pero lo llevaba bien, a ver cómo lo iba a llevar". "Si la veo que se está pasando la tendré que dar un correctivo", añadía un hombre.

"Pero porque un hombre pegue una bofetada a su señora y ya figurarle en la lista negra...", aquejaba otro entrevistado. "La culpa la pueden tener ambos", aseveraba un hombre mientras una mujer plantaba cara: "Nunca hay motivo para maltratar, nunca".

Sin embargo, no todos los españoles pensaban igual. Ya entonces se producían manifestaciones contra la violencia llamada 'doméstica'. "Desgraciadamente cuando una mujer va a comisaría lo primero es que no le hacen mucho caso", incidía una mujer mientras un hombre llamaba a "encerrar" a aquellos que la ejercían.