María Blanco / @mariablanco_

Gregorio Serrano ha mantenido en una entrevista que concedió este lunes a Más de Uno que se debe poner el foco no tanto en el caos que se vivió la tarde del 6 de enero en la AP-6, sino en felicitar a quienes trabajaron para que “se evitaran males mayores” en otras carreteras: “En la A-1 y en la A-2, donde también hubo copiosas nevadas y afluencia de vehículos y donde, afortunadamente no ocurrió lo que pasó en la AP-6”.

Sin embargo, las imágenes de los usuarios en Twitter y las crónicas de esos días en la prensa muestran lo contrario.

El pueblo de Alsasua, refugio para los conductores

En el equipo del Objetivo nos hemos puesto en contacto con el Gobierno Foral y nos confirman que, en la tarde la Reyes, las malas condiciones meteorológicas obligaron a cortar la Autovía del Norte (A-1), tanto por la parte de Guipúzcoa como por la Navarra. Por ello, más de 1.000 conductores quedaron atrapados en sus vehículos.

Para evitar que estos tuvieran que pasar la noche en la carretera, se puso en marcha el dispositivo reservado para estas ocasiones y movilizó su acogida en el municipio cercano de Alsasua. Como confirman las autoridades navarras en este comunicado, los conductores y sus familias fueron repartidos en el albergue, el polideportivo, el frontón e, incluso, los domicilios particulares de los vecinos de la localidad.

Según el INE, en 2017, Alsasua cuenta con una población de 7.419 habitantes por lo que el esfuerzo que hicieron para acoger a los afectados por la nevada fue considerable.

Por la mañana, una vez se reabrió la A-1, los dueños de los vehículos y sus acompañantes, pudieron retomar su viaje con relativa normalidad.

Por tanto, cuando Gregorio Serrano asegura que “en la A-1 o en la A-2 no ocurrió lo que pasó en la AP-6” es VERDAD A MEDIAS: el caos en la A-1 y sus vertientes se produjo: hubo coches que se quedaron atrapados y se formaron graves atascos en la vía. Sin embargo, se evitó que los conductores tuvieran que pasar la noche bajo la nieve gracias a la actuación de la Guardia Civil, el Gobierno Foral y voluntarios de Cruz Roja y DYA.