Queda mucho por saber del Sars-Cov-2, pero tenemos su libro de instrucciones genético desde muy pronto. Los genes del coronavirus nos permiten saber qué aspecto tiene y nos permiten rastrear la pandemia desde su punto de vista, delatando su viaje de contagios con sus mutaciones.
El sur del globo es uno de los puntos ciegos que deja el virus. Lo bueno es que los trozos del virus que lo hacen o menos dañinos no están cambiando por ahora. ¿Y si pudiésemos quitar al virus las partes que nos hacen enfermar?
Desde hace unos cuatro años tenemos una técnica experimental que permite cortar y pegar genes de todo tipo con enorme precisión, y en esta crisis nos puede servir para hacer vacunas, test o ratones a medida. Porque no se pueden probar medicamentos contra el Sars-Cov-2 en animales que son incapaces de infectarse.
Con CRISPR, se pueden cortar esas entradas que tenemos los humanos y pegárselas en ratones, que están 'humanizados' para infectarse del virus.
En teoría, con pegar un corte en medio valdría para que se desparrame todo el material y el virus se desactive. Hay unas tijeras especiales que sirven para esto -CAS (13d)- y que quizás algún día podamos inyectar en personas enfermas.
Si estás pensando que al igual que se crean ratones humanizados se pueden crear virus pandémicos de laboratorio, la respuesta es que, teóricamente, sí. Pero la ciencia nos dice que es más fácil cortar árboles que genes.
Destrozando ecosistemas, los virus tenderán a asaltar a los humanos a falta de animales a los que infectar.
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