Andrea Ropero analiza las consecuencias de la violencia obstétrica y para ello habla con Sofía Gallego, una mujer que se sintió muy frustrada con el trato recibido durante el parto de su primer hijo. Esta mujer explica que vivió "una situación de sentirme muy infantilizada, de no ser capaz de tomar ninguna decisión": "Nadie me decía nada de lo que estaba pasando, simplemente vino una persona, que no sé quién era y me dijo 'Sofía, no nos gusta cómo está yendo la cosa y tu hijo va a nacer por cesárea'", recuerda.

Una vez en quirófano, afirma que le ataron las manos y que, tras hacerle la incisión, "el niño no cabía". Relata que entonces el médico le dijo "no te quejes tanto que estás anestesiada y no te puede doler" y que lo último que recuerda es que alguien se subió debajo de sus costillas. A pesar de que cree que en ese momento la sedaron, asegura que tiene en su memoria la imagen de "un trapo verde con una cabeza dentro y el ginecólogo diciéndome 'mira a tu hijo que luego os quejáis de que no os enseño a los bebés".

Sobre las consecuencias que tuvo este trato para ella, asegura que sufrió una depresión postparto: "Lo que te persigue es la culpa, por no defenderte, por no informarte mejor, por no permitir que te hicieran ciertas cosas", comenta emocionada Sofía en el vídeo sobre estas líneas.