Cuando ingresó en prisión Javier Guerreo lo hizo con 10 euros en el bolsillo y cuando salió tenía más dinero. En concreto, 214 euros para invitar a sus amigos a una ronda. En la cárcel, coincidió con Juan Lanzas, pero de los ERE no hablaron. No se le pasó por la cabeza preguntarle de dónde había sacado el dinero con el que “casi asar una vaca”.

Javier no se ha guardado ningún nombre del ‘caso ERE’. Eso sí, dice abiertamente: “tengo en mente dos o tres que con el secreto de sumario seguramente me van a despejar algunas dudas y no tendré pudor en decirlo. El primer engañado soy yo”, comenta.