Copito de Nieve, el popular gorila albino, llegó al zoo de Barcelona en los 60 desde la selva de Guinea Ecuatorial. Se quedó huérfano cuando un cazador mató a su familia, pero pronto encontró en la ciudad condal su hogar de adopción en el que vivió hasta que le practicaron la eutanasia a los 40 años.

Jesús Fernández, jefe de veterinarios del zoo de Barcelona entre 1992 y 2006, recuerda en Dónde estabas entonces el día en el que el gorila tuvo una reacción solar "propio de un animal con la piel tan clara". Una intolerancia al sol por la que le salió una pequeña lesión en el pectoral. Los veterinarios le hicieron una biopsia que confirmó que el animal tenía cáncer.

Cuando se conoció la enfermedad todo el mundo quiso ayudar a que Copito se recuperara. Sin embargo, el equipo médico del zoo decidió practicarle la eutanasia a sus 40 años. "Al final se decide que es el momento de no permitir que el animal sufra y es cuando se toma la decisión", explica.

Antes de que Copito muriera, el zoo permitió que la sociedad pudiera despedirse. "Recuerdo mucha pena porque era un símbolo y fue triste para la sociedad", asegura.