"De alguna manera queríamos que estuviera tu abuela aquí", le dice Albert Espinosa a Ana Peleteiro. El presentador de El camino a casa ha acompañado a la atleta en este viaje por los lugares más significativos de su infancia y, a pesar de que ha habido momentos muy emotivos, la deportista no ha llorado ni una sola vez, algo que fastidia al escritor.

Sin embargo, esto está a punto de cambiar. Acompañada de sus tías y en su casa familiar, ellas le hacen un bonito regalo a su sobrina... que Albert tiene escondido en su bolsillo: el pañuelo de su abuela. Cuando se lo ofrece, no duda en olerlo. "Buah, chaval, la colonia de la abuela, la colonia esta blanca con las flores. ¿Me lo puedo quedar?", pregunta a sus tías, que responden de manera afirmativa.

"Es que huele a ella". Este bonito gesto le llega al corazón. "Al final, lo conseguiste", le echa en cara a Espinosa mientras asoman las primeras lágrimas de sus ojos. Pero las sorpresas no han terminado. "Y esto tan bonito que es su mirada, que nos hacía falta", le dice mientras le ofrece sus gafas. "Su mirada no la quiero, porque la pobre no veía nada", asegura entre risas.