"El tiempo nos acompaña. Hemos entrado con lluvia y ha sido dejarlo todo atrás y sale el sol", comenta Albert Espinosa a Ana Peleteiro. La atleta acaba de salir por la puerta de su instituto, en el que no vivió una de sus mejores etapas y, al poner un pie en la calle, deja de llover.

Al presentador de El camino a casa le ha encantado acompañar a la deportista en su viaje al pasado por los dos centros educativos en los que pasó gran parte de su infancia y adolescencia. "El sitio que fue como un nido para ti y el sitio en el que tuviste que luchar. Ya entiendo de dónde sale toda esa furia cuando saltas". Peleteiro también reconoce que su experiencia vital ha marcado su forma de ser y competir. "Gran parte de la mujer que soy hoy en día y de lo luchadora y el carácter también viene dado de estar aquí luchando y protegiéndome", afirma.

Eso sí, para ella, tener el instituto a pie de playa era todo un lujo. Prosiguiendo con su particular camino a casa, llegan a un edificio en el que ella aprendía baile gallego. "Una negra gallega haciendo baile gallego", bromea. "Aquí bailaba lo que podía, porque no se me daba muy bien", aunque a ella le encantaba.

A su llegada, se encuentra con un bonito homenaje. Un grupo interpreta para ella una canción tradicional gallega. Allí se reencuentra con su profesor, al que lleva sin ver 17 años. "No se te daba mal para nada, no estoy de acuerdo", afirma. La deportista recuerda que tuvo que tomar una dura decisión. "Me encantaba, pero no se me daba como el atletismo. Como era los sábados, los sábados también competía y se complicaba compaginar las dos cosas", cuenta.

Es en este momento cuando El camino a casa rescata un momento de la televisión gallega en la que se puede ver a Ana Peleteiro bailando baile gallego cuando era una niña.

"A mí me encantaba baile, lo que pasa es que soy muy competitiva. A mí me gusta ser la mejor y yo aquí no era la mejor. Las niñas bailaban que flipabas", rememora.