Es el momento de retirar los platos de la mesa y la copropietaria de El Gastrochigre, que hoy ejerce de camarera, está visiblemente nerviosa. Además, no demuestra ningún tipo de maestría en el asunto. En este momento de paz en el que los concursantes de Batalla de restaurantes han enterrado momentáneamente el hacha de guerra (solo entre plato y plato), Alberto Chicote afila (metafóricamente) su cuchillo.

"Mira a ver si pueden llegar todos vivos a ¡dentro!", exclama Alberto Chicote mientras Cristina intenta contener en sus manos la pila de platos, que casi caen al suelo en ese mismo instante para susto de todos los allí presentes. "Igual doy dos viajes", piensa ella en alto mientras caen los cubiertos.

"Decía un jefe mío que es mejor ir y venir que joder y repetir", le recrimina el presentador. "Bueno, solo se han caído los cubiertos, hombre", se defiende ella. Emilio, de La Montera Picona, sale sorprendentemente en su defensa en su entrevista personal. "Los comensales normalmente no se deberían enfadar".

El siguiente plato que tiene que servir Cristina es la fabada, la gran protagonista de este programa de Batalla de restaurantes disputado en Gijón.