Marta llegó la última a la fila pero se hizo con las señoras, y le dejaron pasar con la primera mujer, que llevaba quince días esperando, a ver al Cristo de Medinaceli. Muchas señoras llevaban más de diez días en la cola,  a la espera de que abriesen las puertas, pero había alguna despistada que quería entrar sin esperar y gritaba: "Cuánta picaresca, y eso que vamos a una iglesia".

Pero también había otras, que por ir en grupo, no  tenían obligación de esperar porque entraban por otra puerta:  "Somos las más listas porque nos hemos tomado unos calamares recondos y 'un fanta' antes de entrar".