Esta escultura en forma de tríptico del artista chileno Pablo Maire ha desatado la polémica y no es para menos. Tal y como podemos ver en este vídeo de Aruser@s, la obra consta de tres partes: una primera en la que el papa Francisco arrulla a un bebé, una segunda en la que lo deja caer al suelo y una tercera en la que el Pontífice ríe tras observar al bebé hecho añicos en el suelo.

La intención del artista visual no era otra que la de hacer una crítica a la Iglesia católica. "Si lo que quería era provocar, lo ha conseguido", observa David Broc. Alfonso Arús, por su parte se muestra sorprendido y no entiende cómo, precisamente este papa, es considerado merecedor de una escultura de estas características.

"Este papa es el único que ha puesto un dedo en la llaga con el asunto de la pederastia", dice asombrado Andrés Guerra. "Con un ayatolá no lo hacen", concluye el colaborador.