César Cabo, quien en 2010 era secretario de comunicación del sindicato de controladores aéreos, asegura que "el Gobierno tenía decidido que el 3 de diciembre se iba a cerrar el espacio aéreo y se iba a decretar el estado de alarma". "La decisión estaba tomada de antemano", afirma, al tiempo que denuncia la "campaña de acoso y derribo que se ha hecho contra los controladores".

"Ese día yo llamé a la calma a mis compañeros porque el Gobierno había sacado un decreto en el que tumbaban nuestras condiciones laborales una vez más", recuerda Cabo, mientras que Rafael Soler, supervisor de controladores aéreos en 2010, defiende que ellos no abandonaron sus puestos de trabajo: "Encima nos decían que los culpables somos nosotros, que estábamos todos sentados y trabajando".