La noche comenzó como una cualquiera, unas copas con los amigos, unos bailes, pero lo que vio por la mañana cuando se miró al espejo superaba todas las expectativas. Se había tatuado unas gafas de sol en la cara.
El galés no daba crédito, intentó con jabón borrar las marcas pensando, inocentemente, que eran fruto de una broma de su grupo de amigos. Pero rápidamente se dio cuenta de que era permanente y empezó a entender las continuas miradas de la gente cuando volvía a su casa.
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Eso sí, las gafas eran de marca, no se le olvido al tatuador incluir en las monturas la firma, 'Rayban'. "No me acordaba de haberme hecho un tatuaje porque salimos de celebración y cuando sucedió estaba borracho" asegura el hombre a un diario inglés. La inesperada consecuencia, de la noche de desenfreno con sus amigos, le ha llevado a dos años de tratamiento con láser para borrarse el tatuaje.