La fotografía del pequeño Wang, de tan sólo 8 años, en ese momento, con su pelo congelado y lleno de nieve dio la vuelta la mundo. La imagen se hizo todavía más conocida al descubrir la terrible historia que escondía: el pequeño caminaba por un sendero helado 4,5 kilómetros a diario para llegar a la escuela, aunque tardaba más de una hora, nunca faltaba.

Gracias a las donaciones recibidas tras hacerse viral la imagen, Wang y su familia han podido cambiar su casa de barro agrietada en Zhaotong y trasladarse a su nuevo hogar: una casa de dos pisos en el pueblo de Zhuanbaoshan. Desde allí, el pequeño solo tarda diez minutos hasta llegar a su escuela.

"La vida es mucho mejor. En comparación con las paredes de barro y el camino embarrado, estamos mucho mejor protegidos del viento y la lluvia", explica su padre, según recoge el diario 'South China Morning'.

Así termina esta historia que reflejó a escala mundial el problema de la pobreza rural y que provocó una gran ola de solidaridad con donaciones de efectivo y otros bienes para que los niños del colegio de Wang no tengan que repetir esta misma y cruda realidad.