Los médicos no se dieron cuenta del error hasta que el paciente llevaba varias horas en el quirófano, cuando vieron que no había ningún coágulo.
La gerencia del hospital decidió suspender al cirujano, al anestesista y a dos enfermeras por el caso. A pesar de ser uno de los peores casos de mala praxis médica del país, ambos pacientes se encuentran bien.
El hecho ocurrió, al parecer, porque la única forma que tiene el hospital de identificar a los pacientes es una pegatina en las batas y podría haber habido un error al ponerles dichas etiquetas.
Además, el cirujano no ve al paciente antes de la cirugía, sino que espera a que entre en la sala para proceder a la operación.
El sistema de salud público de Kenia afronta grandes retos y deficiencias, ya que, según los últimos datos de la OMS referidos a 2010, el país tiene sólo 14 camas de hospital por cada 10.000 habitantes.