El impago de una multa podría llevarla a prisión. En 2009, Sara encontró en la calle una cartera con tarjetas bancarias y, en lugar de devolvérselas a su dueño, las utilizó para comprar comida y saciar la ansiedad que le producían la anorexia y la bulimia. "No pudo evitar sustraerse a cometer aquella acción de la cual está arrepentida. Tiene dos niñas, tiene otra vida, y no cree que ahora mezca esto", explica Juan Gargallo, abogado de Sara.

Un error por el que podría pasar seis meses entre rejas. En 2012, la justicia le conmutó esa pena de cárcel por una multa de 1400 euros, pero Sara no la pagó. Se declaró insolvente, tal y como le recomendaron sus anteriores abogados.

Cuando Sara abonó el dinero ya era demasiado tarde. El juez ya había revocado la permuta y le obligaba a cumplir la pena de prisión. "No se impagó esa multa por ninguna causa de mala fe, sino simplemente por error", sostiene su abogado.

Con dos hijas pequeñas a su cargo y curada de su enfermedad, Sara lucha ahora por el indulto. "No sé explicar cómo me siento, porque día tras día yo sólamente rezo por estar con mis hijos".

Más de 70.000 personas han firmado una petición en change.org para que Sara no vaya a la cárcel. Su futuro está en manos del Gobierno.