De nuevo, la ciudad se divide: por un lado, los encantados con la inyección económica; por otro, los que se indignan con lo que califican como 'turismo de borrachera'.

Noches de juerga, desmadre y mucho alcohol para los jóvenes universitarios ingleses, que en teoría vienen a un festival deportivo, aunque algunos no lo tengan del todo claro.

Por la noche diversión, por el día deporte. Este año, como novedades incluyen el balonmano y la equitación; aunque acercándonos a la playa podemos verlos practicando desde baile, lucha o natación sincronizada con manguitos.

Estarán una semana, por sólo 200 euros los organizadores les aseguran que pasarán la mejor de sus vidas. Bares y discotecas se los rifan con suculentas ofertas, pero los vecinos los temen, por la suciedad y el ruido.

Hasta el próximo 14 de abril hasta 9.000 jóvenes inundarán las calles de la ciudad. Turismo de borrachera para unos, para otros, los comerciantes y hosteleros, un lujo. Comienzan la temporada antes, y eso, en época de crisis, es de agradecer.