Los servicios de Cáritas en las diócesis de la Comunidad Valenciana empiezan a estar desbordados para poder atender las necesidades básicas de decenas de familias.

"Es una situación que se está complicando, actualmente estamos dando atención a más de 72.000 personas", explica Jaime Pérez, director de Cáritas Alicante-Orihuela. El año pasado Cáritas Valencia superó la barrera de las 100.000 personas atendidas.

"Si comparamos desde los inicios de la crisis en 2007, un 170%, una barbaridad sobretodo en los servicios de las Cáritas parroquiales", argumenta Nuria Baeza, coordinadora de Acción Social en Cáritas Valencia.

Hace unos años, la mayoría de atenciones eran para extranjeros. Ahora, cada vez son más los son ciudadanos españoles que acuden pidiendo ayuda. "Ahora se han llegado a equiparar los inmigrantes con los loclaes", explica Amparo Moreno, directora de Acción Social Cáritas Valencia y Voluntaria.

Las ayudas públicas han disminuido y Cáritas empieza a consolidarse como el estado asistencial paralelo a la crisis. "Somos complementarios al Estado lo que pasa es que cada vez parece que nuestro papel sea más grande", apunta Baeza. "Si hubiera prestaciones y subsidios que llegaran a la gente como un derecho desde la administración y los gobiernos, se evitaría mucho", afirma Moreno.

En Valencia 30.000 de los beneficiarios son menores. Desde el lunes, con la retirada del comedor escolar, la entidad augura un aumento de las peticiones de comida para los más pequeños.