Los españoles somos felices. No los más felices del mundo, porque el ranking de las Naciones Unidas nos sitúa en la posición 32 mundial. Pero hemos preguntado en la calle, puede verlo en este vídeo de laSexta Noticias, y no hemos encontrado a nadie que nos haya contestado que no. ¿Nos han dicho la verdad o han fingido ser más felices de lo que son delante de nuestro micrófono porque es lo que se espera de nosotros?
A Asun le hace feliz su familia y el haber ligado. A Víctor José, ir a pilates dos días a la semana. A Íñigo, ryder de Glovo, poder trabajar y con esfuerzo ser autosuficiente. A Bárbara, recién licenciada, el cine.
Si nos hubieran mentido, estaríamos hablando de 'happycracia', la tiranía de la felicidad. Estar obligados a ser felices y sentirnos culpables si no nos sobreponernos a las dificultades. Lo describen muy bien el psicólogo español Edgar Cabanas y la socióloga israelí Eva Illouz en el libro 'Happycracia', de la Editorial Paidós: hoy declarar que no eres feliz es vergonzoso, como si hubiéramos perdido el tiempo o hecho algo mal.
Ponemos un ejemplo práctico. Nos sentimos la persona más feliz del mundo desayunando en nuestra cocina por el lujo de un rayo de sol que nos da en la cara, pero se nos ocurre asomarnos a las redes sociales mientras bebemos el café... y de repente nos comparamos con el influencer o el amigo de turno desayunando en un resort de lujo o en la playa. De repente, nuestra felicidad se esfuma. La convertimos en relativa.
Para María Sánchez, e-Health Manager de Cigna Healthcare España, gran parte de la responsabilidad es de la influencia que ejercen sobre nosotros las redes sociales: "Nos generan estereotipos de belleza y comportamiento que repercuten de forma negativa". Para luchar contra esta sensación, tendríamos que "basarnos en nuestro día a día y ser felices con lo que tenemos, disfrutar de los buenos momentos del día a día sin basarnos en los estereotipos o modelos de vida de otras personas, porque eso genera frustración". Nuestro modelo debe ser el nuestro, y no el basado en la felicidad de otros.
Y como consejos prácticos para conseguir ser un poco más felices, tres que parecen servir para todo: llevar una alimentación saludable, hacer ejercicio físico, descansar adecuadamente y limitar el abuso de las redes sociales.
La sociedad que hoy en día disfrutamos y vemos reflejada en redes sociales es tan 'wonderful' como las decenas de mensajes molones y ultra positivos que se venden como churros en tazas, carpetas, cuadernos y zapatillas de estar por casa. Una felicidad que nos tragamos en píldoras de papelería y que hacemos nuestra. Pero Ana, paseante de la calle Fuencarral de Madrid, tiene su opinión: "Estos mensajes cansan. No pasa nada por tener un día de mierda". Disfrute del suyo.
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