El juez Santiago Pedraz ha enviado a prisión a los dos jóvenes detenidos en Madrid por su presunta vinculación con el terrorismo yihadista, que consiguieron un fusil kalashnikov con el que realizaron vídeos amenazantes y que intentaron, sin éxito, comprar más rifles.

El magistrado de la Audiencia Nacional ha tomado esta decisión en un auto tras interrogarles imputados de delitos de enaltecimiento del terrorismo y depósito de municiones y armas de guerra.

Se trata de dos jóvenes de entre 18 y 25 años de nacionalidad española pero de origen marroquí y gambiano que se habían radicalizado en Madrid y que integraban así una célula terrorista de "segunda generación".

A los detenidos se les incautaron cinco cargadores vacíos, 37 cartuchos del calibre 7,62 milímetros (para kalashnikov AK-47) y "una funda de arma larga", así como vídeos de contenido amenazante en los que aparecían con ese fusil y "con un machete militar con atributos del Daesh, entre ellos la bandera", en los que insertaban "cantos islámicos y frases de corte yihadista".

Cuatro de los cargadores se encontraron en los registros y un quinto en un contenedor cercano a la vivienda de los dos supuestos yihadistas y, aunque no se ha hallado el fusil, el juez afirma en el auto de prisión que lo consiguieron "de una persona".

Los presuntos terroristas pretendían además adquirir en el mercado negro más fusiles de ese tipo, armas cortas y granadas de mano y llegaron a tener una reunión en una caseta que usaban en un descampado de Valdebernardo con una tercera persona a la que ofrecieron hasta 6.000 euros por las armas.

Según Pedraz, los arrestados, Edrissa Ceesay Sanuwo y Samir Sennouni Mouh, se reunían con otras personas en esa cabaña para radicalizarse e hicieron varios vídeos con el AK-47 que luego publicaron en Instagram, en un primer momento con difusión pública y luego "entre amigos". Más adelante, los colgaron en Facebook y Youtube.