Las orcas que este verano han contactado con veleros pequeños en el Estrecho -al menos en 69 ocasiones, de las cuales 30 precisaron remolque por perder el timón- han sido objeto de ataques y arponazos, como demuestran fotos y vídeos aportados por un rastreador de orcas con fines educativos y científicos que trabaja para empresas turísticas.

Estos contactos han provocado que la Capitanía Marítima de Cádiz haya prohibido navegar a veleros de hasta quince metros en la Ensenada de Barbate (Cádiz) hasta el 7 de septiembre para evitar situaciones de riesgo, ya que los cetáceos parecen haberse especializado en romper el timón de estas embarcaciones, dejándolas a la deriva, con los consiguientes riesgos.

Director desde 2014 del Centro de Interpretación de Cetáceos y Aula del Mar de Tarifa (CICAM), Francisco Gil, patrón de barco, profesor de buceo y operador de cámara submarina, lleva 20 años trabajando como rastreador y ha asegurado que ése hasta ahora inédito comportamiento de las orcas, animales a los que define como extraordinariamente inteligentes y empáticos, es una respuesta a los ataques que sufrieron el verano pasado y han seguido sufriendo este verano.

Orcas con heridas y cicatrices

Gil ha buceado junto a todas las especies de cetáceos del Estrecho hasta la prohibición de esta actividad en 2007, y ha hecho inmersión con las orcas durante siete años, por lo que conoce a los miembros más destacados del "clan" de estas ballenas que cazan atunes en el Estrecho.

En sus salidas diarias en busca de cetáceos comprobó el año pasado que había orcas con heridas, con cicatrices, y alguna que había sido arponeada con un bichero (tipo de lanza) aún lo llevaba clavado, episodios que ha asegurado que se han repetido este verano.

Las orcas, que pueden llegar a pesar hasta cinco toneladas y media, no atacan a los veleros, a los que fácilmente podrían hacer naufragar porque, según Gil, "son muy listas y saben que podemos matarlas".

Contactos frecuentes

Por eso los contactos que este verano se han hecho tan frecuentes y que hasta el año pasado prácticamente no se habían dado, los interpreta como "una protesta" de los animales. Las orcas sólo han contactado con veleros pequeños, que llevan la hélice delante y muy separada del timón, lo que les permite morderlo sin riesgo e inutilizar las embarcaciones.

Según Gil, cuando el año pasado se puso fin al confinamiento por el covid-19, numerosos veleros salieron con permiso para efectuar la pesca deportiva del atún y como las orcas, desde los años de la escasez del atún, cuyos bancos ahora están recuperados, aprendieron a disputárselos arrancándoselos del sedal, recibieron estos ataques por parte de los tripulantes de algunos veleros deportivos.