La nueva variante de coronavirus ómicron ha provocado que España entre de lleno en la sexta ola de la pandemia. Muchas comunidades autónomas no dejan de batir récords diarios y la incidencia se sitúa ya en riesgo muy alto. Sin embargo, la presión hospitalaria no está subiendo al mismo ritmo porque la sintomatología de esta nueva cepa es menos grave.

De hecho, los datos preliminares apuntan a que las infecciones provocadas por esta variante son menos graves y suponen un riesgo menor de acabar hospitalizados. La Organización Mundial de la Salud (OMS) aún no ha concretado si esto se debe a que los síntomas son menos graves o a que la población ya está inmunizada.

Por otro lado, según el Imperial College británico, un infectado por ómicron tiene entre un 40% y un 45% menos de posibilidades de acabar ingresado y entre un 15% y un 20% menos de necesitar atención hospitalaria sin ingreso.

Otro estudio realizado en Escocia indica que el riesgo de acabar ingresado es aún menor: dos tercios menos que con delta. La OMS dice que es pronto para asegurarlo, pero que los datos sí apuntan a esa tendencia.

Sin embargo, no hay que dar por sentado que los hospitales esquivarán la saturación por la variante ómicron. Y es que el número creciente de casos puede derivar en un gran número de hospitalizaciones. Aunque esto no ha ocurrido en Sudáfrica, donde la tasa de hospitalizaciones con ómicron es menor, 5,6%, frente al 15,6% que hubo con Delta.

En Sudáfrica dan por acabada la ola ómicron porque los contagios han empezado a bajar. Un alivio para un país con sólo el 26% de la población con pauta completa. Según el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos, un no vacunado tiene 20 veces más posibilidades de morir de COVID-19 que un vacunado.