La madre, de 38 años, se
encontraba en un séptimo u octavo piso, y cuando estaba entrando con el
cochecito en el ascensor este se desprendió y cayó, lo que causó la muerte en
el acto de la bebé, que contaba con una edad aproximada de dos meses, mientras
que la mujer, que no llegó a entrar en el elevador, no sufrió daños físicos.
Los bomberos acudieron
al lugar y sacaron a la bebé del lugar, aunque cuando los servicios de
emergencias médicas la atendieron constataron que ya se hallaba sin vida.
Cuando se conoció el suceso y acudieron medios de comunicación, los vecinos
denunciaron que el ascensor funcionaba mal desde hacía días, y ya habían
expresado quejas por ello al administrador.
No obstante, los
investigadores comprobaron que el edificio tenía dos elevadores y ambos habían
sido calificados como aptos, con un último control de la empresa al cargo el
pasado 5 de enero. La Fiscalía ya investiga el caso, y el único detalle del que
se informó es que por el momento no adoptó ninguna medida en relación a la
madre.
El accidente tuvo lugar
en el céntrico barrio de San Telmo de la capital argentina, una zona
tradicional y con una mayoría de edificios antiguos.
El pasado octubre, otra
muerte de una adolescente en Buenos Aires al caer por el hueco del ascensor
avivó una polémica por los controles de los ascensores en la ciudad, mientras
el Gobierno de la ciudad preparaba un plan para bajar los gastos comunes en los
edificios, conocidos como expensas, entre otros puntos con la normativa de los
ascensores.
El Código de Edificación
fue aprobado en diciembre, y la patronal del sector criticó que "elimina
los requisitos mínimos de seguridad".