Desde el Mirador de Tajuya, muy cercano a la erupción del volcán de La Palma, y dentro de la zona de exclusión por seguridad, el olor que ha comenzado a percibirse en las últimas horas es intenso. Un olor fuerte y fétido a azufre y que ha puesto en alerta a los técnicos que ya están haciendo mediciones de la calidad del aire.

Así, el primer paso en Tajuya ha sido cambiar las mascarillas a unas de mayor protección para evitar problemas como dolores de cabeza y recomiendan a la población estar el menor tiempo posible al aire libre.

El catedrático de Geología en la Universidad de Las Palmas Jose Mangas explica en Al Rojo Vivo que al llegar la lava al mar y entrar en contacto con las sales marinas que son sulfatos de calcio, de magnesio y demás, rompen la estructura formando azufre. Éste se mezcla con el hidrógeno del agua del mar y forma sulfhídrico (SH2). Y es eso lo que huele a huevos podridos.

Pero también incide en que hay otros gases peligrosos, precisamente porque no se huelen, como sucede con las muertes por inhalación de gases de braseros. El experto señala que estos gases son carbónicos como el monóxido de carbono y el dióxido de carbono. Y es que en el agua del mar también hay carbonatos, señala.

Y el tercer elemento al que hay que prestar atención es el cloro, que es el más abundante. Ese cloruro sódico se descompone y es lo que puede generar el picor de ojos, nariz y en vías respiratorios. Los últimos datos de análisis de la calidad del aire que trascendían este miércoles daban un mensaje tranquilizador, los niveles eran seguros. Sin embargo ahora parece que el viento ha cambiado, enviando los gases y las cenizas al norte de la isla.

Desde Involcan explican que ahora mismo están haciendo mediciones de los gases que emite el volcán.

Los expertos consultados por laSexta llaman a la calma y explican que estos cambios de viento, que ayudan a dispersar las partículas y los gases, entran dentro de la normalidad.