Entre los años 2.000 y 2.019, más de cinco millones de personas fallecieron por temperaturas no óptimas (frío y calor), exactamente 5.083.173. Una cifra que equivale a 74 personas cada 100.000 habitantes. Esto supone el 9,43% del total de muertes anuales. De esas, 8,52% son atribuibles al frío y 0,91%, al calor.

Si estudiamos las muertes para cada caso tanto a inicio del periodo como a finales, se observa que en los últimos años ha descendido mucho el número de muertes por frío (-0,5%) y sin embargo, ha aumentado por calor (-0.2%). El resultado neto es una disminución de las muertes en -0,3%. Al analizar la variación de la temperatura a nivel mundial, obtienen que para ese periodo ha incrementado 0,26 ºC por década. De aquí se puede deducir que la disminución actual total de muertes con los años puede deberse al calentamiento global, aunque a largo plazo, las aumentará, dando lugar a más muertos por calor que por frío.

Estos cambios están relacionados con factores geográficos, climatológicos, socioeconómicos y demográficos. La relación de la temperatura y la mortalidad varía en función del tiempo y zona geográfica. La mayoría de fallecimientos se han dado en Asia, sobre todo en ciudades sobrepobladas, lo cual muestra la fuerte relación entre población y mortalidad. Además, estas muertes se mantienen en el tiempo hasta un año después del episodio de frío o de calor experimentado.

Son datos aportados por Mccstudy y Gasparrini a laSexta. Un estudio que es, hasta la fecha, la mayor investigación del impacto de temperaturas no óptimas en la salud de la población. En total se han tenido en cuenta 130 millones de muertes de 43 países de 5 continentes. Los resultados deberían incitar a los gobiernos a desarrollar planes contra el frío y el calor mejores así como estrategias contra el cambio climático.