Las protestas de los sanitarios enfilan una semana más en Madrid refrendadas por la multitudinaria manifestación de este domingo, en la que miles de profesionales y pacientes salieron a las calles en defensa de la sanidad pública y contra la gestión de Isabel Díaz Ayuso.
Unas 250.000 personas, según la Delegación del Gobierno, y cerca del millón, según los convocantes, inundaron el centro de la capital clamando contra la política sanitaria del Partido Popular y las privatizaciones y reclamando un aumento de las plantillas con contratos "dignos y estables".
Entretanto, y a la espera de una nueva reunión con la Consejería de Sanidad este lunes, continúa la huelga indefinida de médicos de Atención Primaria y pediatras, que arrancó el pasado mes de noviembre, así como el encierro sanitario en el centro vecinal de Manoteras.
El Ejecutivo regional, por su parte, lejos de tender puentes, insiste en el supuesto carácter político de la protesta y este mismo domingo, el vicepresidente madrileño, Enrique Ossorio, aseguraba incluso en La Roca que que los sanitarios "no quieren llegar antes de las elecciones a un arreglo con la Comunidad de Madrid".
En similar sentido se pronunciaba el pasado viernes el propio titular regional de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, que ya tachaba entonces de "puramente política" la movilización del domingo, después de que la víspera su departamento y el sindicato médico Amyts no llegaran a ningún acuerdo en su novena reunión sobre el plan piloto para limitar el número de pacientes en la Atención Primaria.
Movilización masiva
La masiva manifestación del domingo, en todo caso, logró el objetivo de los organizadores de superar el éxito de la del pasado mes de noviembre, con una marcha que ha contado con el apoyo de los partidos de la izquierda madrileña, sindicatos y diferentes organizaciones ciudadanas, así como de distintas voces del mundo de la cultura.
Los asistentes han pedido la dimisión de Escudero y de la propia Ayuso, a quienes consideran responsables de que "más de un millón de madrileños no tengan médico y pediatra designado en la Atención Primaria". Además, han respaldado a los médicos de Familia y pediatras de este nivel asistencial, que reivindican un mínimo de 10 minutos por paciente, una limitación de las agendas y una mejora de sus condiciones laborales para evitar la fuga de profesionales:
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