Con unas buenas verrugas, un entrecejo pronunciado y unos dientes perfectamente destrozados podrían llevarse el primer premio. Mientras en el resto del mundo se aprecia la belleza, en Ponteareas el galardón es para el más feo.
Roberto lo sabe bien, es el cuarto año que se presenta y sabe cuáles son los secretos de este certamen. “Tengo que acentuar mi incipiente calvicie”, asegura. Tan importante como ser feo es parecerlo, por eso el atuendo es vital. Se aceptan todo tipo de propuestas, eso sí, nada de ponerse guapo.