Tras meses de agonía, Kristian y Amantia, los niños de 10 y 11 años desaparecidos en Tenerife, volverán a casa. De momento, ya están con su madre, Enke, que durante más de 8 meses ha estado sin poder abrazar a sus hijos y con el miedo de que su padre, quien se los llevó, pudiera haberles hecho daño.

Ahora, la imagen es muy diferente. Es la imagen del reencuentro: la progenitora, abrazada a sus hijos, protagoniza una instantánea que pone punto y final a la búsqueda de sus pequeños. Solo falta ultimar los papeles para viajar de nuevo a Alemania, donde siempre han vivido, aunque todavía se desconoce si encontrará hoy un vuelo para llevarlos desde Portugal.

Ahora bien, siguen quedando muchos pasos y trabajo psicológico por delante: el padre ha sido detenido y en el recuerdo todavía está el maltrato con el que anulaba a su expareja.

Amenazas y violencia constante del padre

En este sentido, como explicaba la madre en una entrevista hace unos días, el pasado mes de enero puso una denuncia en la Policía porque su hija le escribió a una amiga que no volvería a verla más. Enke incluso llegó a viajar por su propia cuenta a Tenerife, donde podrían estar los niños. Un hecho que provocó las amenazas de su expareja.

Cuando este vio que estaba colocando carteles en Tenerife, se puso en contacto con ella para desestabilizarla: "Me llama y me pregunta: ¿Qué estás haciendo? Y luego me dice: te voy a matar a ti, a tu familia y a los niños", contó Enke desgarrada.

"Me fui a una casa de acogida en 2013. Era agotador vivir con violencia, yo no quería que mis niños lo viesen", espeta en dicha conversación. De hecho, en mitad de la entrevista, el dolor fue tal que rompió a llorar. Así, cuenta que no podía ver nada que le recuerde a sus hijos: "Cierro la puerta de los niños porque no quiero entrar".

Ahora, la sensación es muy distinta. El padre de los dos niños fue detenido al oeste de Portugal junto a los pequeños, que se encuentran en buen estado de salud. En concreto, el padre de los menores fue arrestado en Caldas da Rainha, a 90 kilómetros de Lisboa, hasta donde llegó el pasado 19 de junio en un vuelo de Tenerife a Madrid y de allí a la capital portuguesa.