Después de propinarle un brutal puñetazo huyó junto a su primo que, según la investigación, es quien grabó la agresión. El agresor, Jacobo, fue detenido un mes después y se le pudo ver entrar a los juzgados a cara descubierta y custodiado por los agentes.

El policía que logró dar con él asegura que no fue fácil pero que al final acabó confesando y arrepintiéndose: "Me confiesa arrepentimiento y me confiesa que él fue el agresor. También me dice que si pensamos que era su hermano, era un error".

Ha quedado en libertad aunque esta investigado por un delito de lesiones y contra la integridad moral. La víctima, desde entonces, vive atemorizada y no quiere salir de casa de sus padres.

Precisamente el agente que detuvo al agresor es el mismo que convenció a Julio para que denunciara. En la localidad de O Carballiño los vecinos han pedido al Ayuntamiento más vigilancia por las noches para que escenas como esa no vuelva a repetirse.