La jueza María Jesús García, 'la jueza pitonisa', investigada hace un año tras ser acusada de hacer negocio con el tarot en sus ratos libres en Lugo, ha abierto nueva consulta, esta vez en A Coruña, a donde ha sido trasladada y donde dirige el Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1.
Así lo ha podido comprobar un equipo de laSexta que, tras realizar una simple llamada, ha conseguido una cita con ella y ha verificado que es ella quien realiza las predicciones y echa las cartas. En su momento, cuando se le abrió expediente, alegó que era su asistente.
A la compañera que acudió a su consulta le dio consejos sobre sus relaciones amorosas, tal y como se puede comprobar en los audios que recogen cerca de 20 minutos de sesión y que laSexta les ofrece en exclusiva.
La jueza también se prestó a hablar sobre la suerte económica: "Vas a tener tu premio con un señor cojonudo, con una relación cojonuda y superando tu problema... te va a salir un señor muy apañado".
45 euros por sesión y sin factura
La sorpresa del equipo de laSexta no queda ahí. Por la sesión, de tiempo ilimitado, cobra 45 euros. Eso sí, no hace factura porque "no saben si se van a dedicar en serio a esa labor", según alegó su asistente.
Según la ley Orgánica del Poder Judicial, los jueces no pueden dedicarse a otra actividad económica, a excepción de que sea para la docencia, creación artística o para gestionar empresas que sean de su patrimonio familiar, para las cuales deberán de pedir permiso. Por lo que estas labores de pitonisa no están permitidas para esta jueza.
La ley prohíbe a los jueves dedicarse a otra actividad económica, salvo excepciones, y una de ella no es el tarot.
Tras una investigación, la Comisión Disciplinaria del Consejo General del Poder Judicialrechazó hace un año la suspensión de la jueza, que aseguraba que era su asistente doméstico quien llevaba las sesiones.
Otro gasto más
La denuncia de los trabajadores sobre las cenas de Navidad: tan solo un 15% las pagan las empresas
Las cenas de empresa ya no son lo que eran. Los trabajadores se quejan de que estos eventos tienen precio de oro y que ya no los paga la empresa, sino que el dinero sale de su propio bolsillo.